viernes, 23 de marzo de 2012

De nuevo, una noche más en esta ciudad que me desangra,

Haciendo de mis latidos fusiles que disparan palabras.

Me agarro a clavos ardiendo que me recuerdan al futuro,

Pero me resbalo por el dolor de estas lágrimas.

Quizás me cueste enfocar la realidad que vivo,

Pero la amargura del compás monótono me atrapa.

Es un todo un vacío lo que llena está mirada,

Cegada por el ruido y la ausencia de dignas almas.

Noto el frío acero y el traqueteo de incontables mentiras,

Que desfilan en pasarelas rodeadas de hielo.

Yo quiero golpearlas, arrojarlas al precipicio,

Y descubrir el miedo que esconden esos necios.

La rabia me nubla por instantes, pero encuentro la salida,

Resguardándome en el folio atento que me observa.

Ya no cuento ovejas sino duermo, escribo poemas,

Y mientras las horas pasan, aflojo estas cadenas.

Disfruto más la soledad que la compañía, en este

Viernes bajo el flexo, no quiero caricias, dame más páginas.

Y por más que toque madera, no me escapo,

El llanto no es malo, peores son los abrazos.

Me acobardo sin música, no caigo a merced de la ignorancia,

Me arrastro por putas ideas que sus aplausos me financian.

Y me sacian los días que no recuerdo ni mi nombre,

Porque me tiré la noche antes intentando ser un hombre.

No hablo de lo que no sé, pero escucho para aprender,

En vez de abonarme a sus derroches de dinero y fe.

Mi pan de cada día, es una lucha constante,

Contra ti, contra mí, solo encuentro pendientes.

Y ante fósiles sentimientos de hombres tan cobardes,

Me alejo de la farsa que atrapa hasta el más noble.

domingo, 5 de febrero de 2012

El final es para todos igual.

Hace tiempo que vengo buscando algo. Quizás razones o motivos para comprender que pasa ahí fuera, lejos de la tranquilidad que envuelve mi atmósfera, cargada de cierto miedo por lo que pueda pasar dentro de unos años cuando no tenga más remedio que estrecharle la mano a ese ser que espera al final del túnel. Hace tiempo que me vengo dando cuenta de que, todo lo que hoy soy, y tengo, mañana con total seguridad se encuentre en un hotel con forma de ataud con gastos pagados de por muerte. Pienso que, en un ataud no cabe todo lo que has sido: tus sueños, los momentos que un día te hicieron feliz o llorar; tus tardes de esfuerzo delante de un papel en blanco; tus conversaciones con personas a las que amaste, o con las que solamente compartiste 10 minutos de tu vida, para seguir cada uno su camino, viviendo una vida diferente a la tuya, cada uno con sus problemas, virtudes y defectos. Hace tiempo que no se lo que hago. Es raro pensar que todo lo estoy haciendo ahora sea un recuerdo en un futuro, donde las lágrimas por no haber sabido aprovechar el tiempo acompañen los últimos años de un viejo que quería comerse el mundo, pero no supo gestionar el tiempo que se le ofreció. Y al igual que yo, millones de personas. El conocimiento humano nos ha llevado a sumirnos en periodos tan sumamente complicados, en los que dependes tanto de tí mismo, que si fallas, es un error que te acompañará de por vida. No soy perfecto. Mis necesidades van más allá del cuerpo, de los placeres que cualquier persona pueda darte en un momento puntual. Necesito estar aquí, pero a la vez, estar muy lejos. Quiero irme, pero sin dejar de estar aqui. Quiero vivir, sin pensar que me estoy muriendo. Quiero ser tú, ella, él, cualquier persona que ha tenido la suerte o desgracia de pasar un corto periodo de tiempo en esta época, para saber: ¿Que pensó en ese momento? ¿que hizo o que imaginó en su mente para llevarle a ser lo que fue? Ahora mismo, estoy pensando en mí, en ti, y en todos, porque al final, todos seremos huesos o polvo, previa elección, olvidados en un mundo que no parará de girar por mucho que una persona muera. Al final, seremos olvidados por personas que no sabrán que nosotros tambien vivimos. Al final, la historia de cada uno se borrará para siempre, y nadie sabrá que exististe, y que hoy, antes de continuar con tu vida, estabas leyendo esto.